El docente como coach

"Es necesario elegir entre una escuela
en la que sea fácil a los maestros enseñar y
una en la que sea fácil a los alumnos aprender"
TOLSTOI.

Entrenar es comunicar estrategias, asesorar, servir de apoyo, educar en las decisiones, y en resumen, formar un equipo, de tal forma que ellos sepan jugar sin que el entrenador le diga qué es lo que deben hacer en cada momento. El entrenador estará alejado de la acción, pero totalmente involucrado en los mecanismos que dan lugar a ella.

El entrenamiento no es ni una cuestión de técnica ni una cuestión de plan ideal; es un problema de atención dedicada a los demás, de confianza, de implicación y de amor. La misión del docente como entrenador es preparar, poner a punto, no sólo las capacidades sino también la motivación, así como crear un ambiente propicio para que la comunicación fluya en todas direcciones, y donde los componentes de la clase puedan expresar con libertad sus ideas.

El entrenamiento es un esfuerzo constante. Hay que estar allí cuando se juega verdaderamente el partido y, para esto, no existe más que un medio: consagrar la mayor parte de su tiempo lejos del sillón. Un maestro sentado en su sillón, a la hora de impartir su clase, desconecta de la creatividad. La única manera de obtener información no filtrada, rica y detallada es ir a buscarla personalmente.


Entrenar es un arte que debe dominar el docente como líder del aula. Él debe ser capaz de reunir a alumnos muy diferentes, con historia y cultura muy diversa y llevarlos a buscar responsabilidades y logros. El legendario entrenador de Los Ángeles Lakers, PAT RILEY, no se le ocurriría formar un equipo de baloncesto con cinco pivots. El mismo modelo se debe seguir para hace un trabajo de equipo. El líder debe saber armonizar los distintos valores que coinciden en cada uno de los grupos.

El arte de entrenar es también el arte de facilitar. El entrenador es el que puede reconocer las buenas oportunidades de aprender y facilitar el acceso a ellas y dedicar el tiempo necesario para establecer una relación personal, así como preparar contactos entre los alumnos de diferentes formas de pensar. Toda situación que permita implicar a los niños, adolescentes o jóvenes en su trabajo es una oportunidad para entrenarle.

H. MATURANA (2003) hace el comentario siguiente: "... yo pienso que los niños aprenden de los maestros, no los temas de los cuales los maestros hablan. O sea, se aprende el vivir que el maestro configura o el vivir que los padres configuran y no los temas de los cuales hablan de ellos en su vivir. Si este maestro disfruta,... de la gramática, es interesante, los niños van a encontrar la gramática interesante".



El docente debe actuar como el mejor de los entrenadores, y debe conseguir que cualquier alumno esté capacitado para asumir el máximo de responsabilidad que le permitan sus habilidades.

De la misma manera que un entrenador aconseja, guía y gestiona el talento de sus jugadores, tratando de dar lo mejor de sí mismo en el terreno de juego, el maestro ha de ser capaz de motivar, potenciar y aprovechar las cualidades muchas veces inexploradas de los alumnos de su clase, para conseguir un mayor rendimiento de cada uno, que repercutirá en la mejora de toda la clase.

Dado que cada alumno posee habilidades diferentes al resto de los compañeros, el entrenador debe adecuar el programa a las necesidades específicas de cada uno y a las exigencias propias de la actividad.


No existen formulas mágicas. No obstante, el educador debe ser como un entrenador fiel y entusiasta. Es un animador que alienta, incita, enseña, escucha y facilita. El docente debe estar orgulloso de sus alumnos, igual que le pasa al entrenador, y debe preservar a cualquier precio la integridad de la clase. Llegar a ser un maestro líder creativo es una tarea que demanda mucho trabajo. Es un esfuerzo constante. Hay que estar allí donde surge la novedad, desarrollar el clima de confianza y de libertad, facilitar el trabajo y estimular la moral.

Para facilitar el aprendizaje es conveniente que el entrenador analice junto al alumno losaspectos positivos de la actividad realizada, los errores cometidos y el modo de corregirlos. Todo ello con una actitud positiva y constructiva. Una de las tareas más atractiva del docente como líder del aula es tratar de liberar a sus alumnos de los conocimientos, las experiencias y la motivación que posee cada uno de ellos. El resultado es que el alumno aporta a los compañeros sus mejores ideas y trabaja con mayor sentido de responsabilidad.

¿Cómo preparas a tus alumnos?

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